viernes, 24 de octubre de 2008

Ladran pero no cabalgamos

Julio Anguita González / oct 08

Una ingente cantidad de editorialistas, redactores, tertulianos, analistas reputados de sesudos, showmen de magazines y en general todos aquellos y aquellas que quieren sentar cátedra de fieles alineados con "nuestra democracia", la Constitución y el "mundo libre", vierten un día tras otro, las consignas que sus propietarios les marcan en la hoja de ruta del quehacer periodístico cotidiano. Fotos trucadas, silencios mendaces, tergiversaciones clamorosas y artículos de escritores laureados conforman el diario menú con el que se nutren periódicos, revistas, radios y televisiones. Los gobiernos de Cuba, Bolivia, Venezuela, Ecuador, etc constituyen el blanco de sus dicterios en el marco de una referencia descalificatoria más global; el comunismo y las políticas "populistas anti-mercado".

Y no se trata de análisis más o menos aviesos pero con un mínimo de datos y rigor o de exposiciones que se basen en un trabajo previo (siquiera tendencioso) de investigación, sino de torrentes y torrentes de baba sazonados con zafiedad, estulticia y ausencia total de deontología profesional. Desde todos los puntos cardinales se lanza una permanente descalificación a las ideas comunistas o simplemente de izquierda consecuente. Programas en los que la revolución soviética se equipara al nazismo o al fascismo en todas sus encarnaciones, tergiversaciones o silencios de hechos históricos que podrían demostrar, siquiera con tacañería, aportaciones, realizaciones y logros conseguidos en nombre de otra forma de entender la economía, la política, las relaciones sociales o las preferencias a la hora de redistribuir la riqueza. Es más, cuando las zaheridas víctimas de sus desafueros verbales son ejemplos clamorosos para este mundo occidental nuestro, en la práctica de la democracia hasta extremos no usuales por estos pagos, se les ridiculiza, cuestiona y coloca en la picota.

¿Por qué? ¿Cuántas ojivas nucleares tienen estos países? ¿Están en peligro los niveles consumistas de nuestra sociedad? ¿Son menores los latrocinios de nuestras empresas allí instaladas por ser españolas?¿Qué tiene de malo que se pretenda dignificar y elevar el nivel de vida de todos sus habitantes sin exclusión? ¿No son acaso mandatos imperativos de las Naciones Unidas el conseguir que todos los DDHH se extiendan a toda la población? ¿Pero no habíamos quedado que el comunismo ha fracasado y carece de cualquier posibilidad de renacer?¿Es que Fukuyama no extendió bien el acta de defunción de esta "quimérica idea"? ¿Acaso no han saludado a las organizaciones ,otrora de izquierdas, cuando éstas se bañaban en el Jordán de la "izquierda posible"?¿No es cierto que habéis vencido y la "bendita globalización" avanza en la resolución de las lacerantes diferencias internacionales y sociales?

La cuestión radica en otro sitio. Tras la "derrota del comunismo" las ideas del libre mercado, la competitividad y el crecimiento sostenido darían paso a un mundo libre, sin gastos armamentísticos y de democracia elevada a su máxima expresión. Fue lo que vino en llamarse La Utopía de los años noventa. Incluso dentro de las formaciones comunistas y colectivos de izquierda se instaló el pesimismo, la duda sobre la propia identidad y el éxodo hacia otras formaciones políticas que representaban la izquierda no cutre (Felipe González dixit) y no moderna.

El Liberalismo, libre de sus cargas y rémoras imputadas a la Guerra Fría, podía entonces mostrar al mudo su munificencia, las bondades del credo liberal y el imperio del derecho democrático. La Socialdemocracia o izquierda puesta al día, e incardinada consecuentemente en el mundo de hoy, podía demostrar ahora cómo el Socialismo del Siglo XXI era posible sin tener que soportar la carga política de ser relacionada, ni siquiera de lejos, con los derrotados.

El problema de las guerras de agresión protagonizadas por la OTAN , USA y "el mundo libre" en esa misma década y la siguiente, la aumentada producción de armamentos, las más de cincuenta guerras olvidadas por los medios de comunicación, la corrupción instalada en los entresijos del Estado, la amoralidad de los negocios rápidos y rapaces postulada como la nueva frontera de la Modernidad por ministros como Solchaga, la entrada a saco en los bienes y fondos públicos, el crimen de Estado, etc mostraban que el problema era otro; estaba en ellos y en su sistema.

La mayor crisis conocida: económico-financiera, energética y alimentaria, el crac permanente de las instituciones crediticias del Imperio y su incidencia en el resto del mundo, el desmontaje del Estado del Bienestar, allí donde lo hubo, junto con el crecimiento exponencial de las diferencias de todo tipo, han dejado a los sacerdotes de la nueva religión anonadados, estupefactos y confundidos. Ni siquiera las medidas que en otros tiempos funcionaban se muestran incapaces; los fondos públicos a esquilmar no son ilimitados; la libertad de mercado es hollada en nombre del intervencionismo estatal a fin de salvar a los poderosos; los países dependientes en vías de desarrollo protestan contra el intercambio desigual y el proteccionismo de los ricos. Y como trasfondo sombrío el repunte de una nueva Guerra Fría con su carrera de armamentos incluida.

No tienen salidas desde sus esquemas; sus recetas les fallan porque el sistema que los aúpa ha dado la vuelta al mundo y ya no hay espacios nuevos que explotar; por otra parte, en los viejos la competencia es terrible. Y es ahí donde está la clave del resurgimiento del lenguaje, los métodos y la propaganda de la Guerra Fría: el horno está preparado para la cocción de una alternativa de izquierda global, continental y estatal. Los ejemplos de otras formas, otros métodos y otras utopías concretadas día a día en pequeños países y en pequeñas parcelas de la realidad es demasiado evidente. En el fondo atisban que aquello de que Otro mundo es posible no parece quimérico, Saben perfectamente que la Utopía puede hacer transacción con la realidad, enraizarse en ella y producir con dificultades y esfuerzos, avances, logros y conquistas para la mayoría. Les aterra de nuevo el fantasma del Comunismo. Si no fuera así ¿por qué molestarse tanto en alancear al supuesto moro muerto?

El problema es que ellos ladran, pero al contrario del refrán, nosotros no cabalgamos. La situación clama por la construcción de una alternativa total desde la izquierda. La necesidad de una respuesta en programas, propuestas, valores, acción política, movilizaciones y organización consecuente con todo ello es más que urgente. Se perfectamente que no puede improvisarse de la noche a la mañana pero recordemos aquello de la paciencia impaciente.

Y es aquí, en esta tesitura donde nosotros con nuestros problemas estamos insertos y tejiendo constantemente un velo de Penélope para uso interno. Intensifiquemos el trabajo para que la Asamblea de IU sea el comienzo de un proceso con dos vectores o líneas de fuerza : la Refundación de nuestras herramientas y de manera simultánea y paralela la construcción de una amplia alianza que abarcando desde La Economía, El Estado, los Valores, la Ética y la Democracia promueva desde aquí, y en íntima sintonía con los demás de otras latitudes, el renacer de un tiempo nuevo.

sábado, 4 de octubre de 2008

Pascual Serrano: ”Los medios de comunicación, están suplantando a los políticos”

Visto en: Aporrea.org

“En América Latina los medios están suplantando a los partidos políticos, al sistema judicial y al debate social. Ya los políticos no debaten en los parlamentos, sino en shows de medios de prensa” sostuvo el periodista y escritor Pascual Serrano.

Serrano participó en el Foro Social Europeo que se celebró en Malmö, ciudad al sur de Suecia, entre los días 17 y 21 de septiembre, en el capítulo ”América Latina en defensa de la Humanidad”.

En esta visita a Suecia participó en un seminario junto a los periodistas Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, y Grover Cardozo, entonces director de la Agencia Boliviana de Información (ABI), que analizó la forma en que los medios de comunicación reflejan la realidad de América Latina. También presentó su nuevo libro ”Medios violentos” en que denuncia como los medios de comunicación no sólo pierden el rigor informativo en los conflictos, sino que son responsables en promover guerras, conflictos étnicos y racismo.

En un diálogo con el periódico Liberación repasó los cambios de los medios de comunicación en Latinoamérica, el falso debate sobre la ”objetividad” de la prensa, y las alternativas al poder de los medios privados.

”El poder de los medios se está multiplicando de manera impresionante en América Latina y otros países. Los medios están suplantando a los partidos políticos, al sistema judicial y al debate social.”, subrayó.

”Las acusaciones de los fiscales, los argumentos de los defensores no se debaten en un tribunal o una corte, sino a través de los medios en declaraciones a la salida de los juzgados. Son los medios los que condenan a un acusado, cuando el juicio aún no ha concluido. Son los medios los que crean la opinión pública con respecto a una opción política u otra, y no los discursos de los políticos, que son en teoría quienes nos debían convencer de sus tesis”.

“Los medios están acabando, con todas las instituciones democráticas” acusó.

Un poder anti democrático

Serrano sostiene además que ese poder de los medios es antidemocrático. ”Las instituciones al menos tienen una contraparte. El gobierno tiene una oposición, el empresario tiene un sindicato, las empresas tienen la defensa del consumidor, pero frente a los medios, no hay ninguna contraparte que compense su poder. Además, los medios son los menos democráticos porque nadie los ha elegido”.

El periodista, uno de los editores de la página web www.rebelion.org, sostiene que el caracter privado y netamente empresarial de los medios los hace menos democrático y añade que la información no es el primer objetivo, sino la promoción de emporios económicos.

”Los grandes medios de comunicación se han transformado en departamentos de imagen de grandes emporios económicos. Detrás de los medios hay una gran banca, una aseguradora, una gran empresa de telefonía, una empresa de armamento” denuncia, y agrega que por eso ”ni siquiera tienen que ser rentables porque la prioridad es dedicarse a ser un departamento de imagen, de valores y de política de un emporio económico cuyos intereses están muy por encima del ámbito de la comunicación”.

En América Latina hay un debate entre los jóvenes periodistas que sostienen que deben ser ”neutrales, objetivos” y sin juzgar a nadie. Ante este nuevo papel de los medios, cuál debe ser la postura de los periodistas?

”La neutralidad y la objetividad no existen. Eso forma parte de la mentira, del mito mediático por el cual se quiere seducir al ciudadano para que se crea todo lo que dicen los medios. La prueba más evidente de que la neutralidad no existe está en el primer elemento del periodismo, que es la decisión de lo que es noticia. Cuando en un periódico se está eligiendo si la noticia es un informe de Amnistía Internacional o el resultado de la entrega de los Oscar, ya estás tomando una posición por muy neutral que aparentemente sea esa decisión”.

”La mera selección de la noticia ya demuestra que no existe la neutralidad. ¿Qué es lo que debemos de buscar?. Creo que debemos de buscar la veracidad, que sea verdad lo que estamos diciendo, y la honestidad, que lo que planteemos en un medio sea con decencia, sin engañar ni manipular, y sin duda con pluralidad, de que hablen todas las partes implicadas”.

”En cualquier caso, en un medio alternativo lo que se tiene que reivindicar es la voz de la ciudadanía, de los colectivos sociales, de los pueblos y de los sectores que nunca son escuchados”.

¿Cuál es la alternativa para enfrentar el poder monopólico de los grandes medios?

”Creo que en primer lugar hay que exigirle al Estado un mayor compromiso para que los ciudadanos puedan recibir una información veraz y derecho a la información. En nuestras sociedades europeas y latinoamericanas, ya nadie discute que el Estado debe jugar un papel importante en la sanidad, en la educación, así pues, con el mismo criterio que exigimos esa responsabilidad social al Estado para que atienda la salud y la educación, tenemos que exigirle que se implique en dar garantías a los ciudadanos de que su voz será escuchada y que recibirán una información veraz.”

¿Cómo debe hacer esto el Estado?

”En primer lugar con medios públicos democráticos, participativos, donde tengan acceso los grupos sociales, que exista una pluralidad que refleje la pluralidad de la sociedad”.

”Otro mecanismo es que el Estado nutra de recursos a iniciativas ciudadanas colectivas, de movimientos sociales, para tener sus propios medios de comunicación. Es decir apoyar un modelo comunicacional participativo de la ciudadanía. Si éstos no reciben apoyo del Estado estarán condenado a la marginalidad. Todos sabemos, que en el marco del libre mercado no hay posibilidad de que los medios alternativos puedan competir con las empresas”.

¿Cómo se puede coordinar esta resistencia, de los medios alternativos a nivel internacional?

“A nivel internacional, si hablásemos de periodismo escrito y de radio, no habría demasiadas complicaciones. Las nuevas tecnologías permiten, con cierta facilidad acceder a una información alternativa de cualquier país por lejos que se encuentre. Existiendo los medios de comunicación, radiales o escritos, para acceder a la información alternativa y diferente es relativamente fácil”.

“Mi experiencia en Telesur, me ha demostrado que en televisión es muy diferente. Los recursos que se necesitan y el control abrumador de la disponibilidad de imagen que tienen las grandes agencias torna el caso más difícil”.

“Eso lo puede comprobar en Telesur, cuando se quería tener imagen del Foro Social Mundial de Nairobi, fue imposible, porque conseguir una edición vía satélite de Nairobi valía 5 mil dólares los 10 minutos, mientras que, por ejemplo, tener las imágenes de la rueda de prensa de la Casa Blanca es gratis”.

“Aunque ya tengas el medio televisivo alternativo, debes optar entre 5 mil dólares los 10 minutos de Nairobi, o cero dólar la rueda de prensa de la Casa Blanca. Todo un desafío para la mentalidad de los nuevos periodistas. Si quieres informar de la manifestación de indígenas mapuches en Chile en televisión, no vas a encontrar ninguna agencia internacional de imagen grabando a unos manifestantes mapuches denunciando la contaminación de un río remoto de Chile. Y en televisión si no tienes imagen no tienes noticia”.